Por José Antonio Perrella 12/03/2021
Quinta entrega
El significado de Bacanal tiene diversos niveles de intensidad según la fuente consultada, pero siempre gira alrededor de las palabras “fiesta, desorden, descontrol….”
Son 50 años, seguramente más, de demasiado dinero. El petroestado generó gobiernos inmensamente ricos, y todos, unos más que otros, populistas, infiltrados siempre por esas ideas socialistas que claman los románticos y malintencionados preceptos de la necesidad de proteger a los más desfavorecidos, cuando lo que en verdad lo que hacen es multiplicarlos, arrodillarlos y convertirlos en esclavos del estado todopoderoso, esclavos que luego pagarán las limosnas que reciben con un voto.
Esos gobiernos erráticos que afectaron tanto a los venezolanos y a sus empresarios, como describo con algunos ejemplos relatados en las cuatro entregas anteriores, generaron también condiciones para el enriquecimiento inorgánico, ridículo y barato de los mismos empresarios a los que acorraló, arruinó y vejó tantas veces.
Desde el primero de los controles de cambio, empezó la masiva corrupción. Y es que los controles son para eso, para crear corrupción, y que quede claro, no hay corrupto sin corruptor. Fábricas hechas con diferenciales cambiarios. Por no decir fabricas que nunca se hicieron. Importaciones hechas a dólares preferenciales y vendidas al libre, además calculado a quien sabe el valor, por motivos de protección del capital. Emisión de bonos para, dentro de control de cambios, permitir al privado comprar dólares de manera legal, y apalancada la operación y transado el bono en mercados secundarios, pues el valor residual salía sencillamente gratis. Cupos de viajeros a viajeros que nunca viajaban. Podríamos relatar muchas páginas de los regalos que los gobiernos le dieron a los venezolanos, y a sus empresarios, y ni hablar de los contratos públicos, las coimas exigidas, los contratos pagados y no terminados, algunos nunca iniciados.
Fue una bacanal de dinero proveniente del subsuelo, demasiado fácil de obtener, demasiado rentable y en mano de populistas, queriendo mantenerse para siempre en el poder sin la menor intensión de realmente sacar al país del subdesarrollo, contaminándolo con el peor insecticida que una población puede tener, el dinero fácil.
La base aérea generalísimo Francisco de Miranda, la Carlota, fue durante años el aeropuerto de operaciones privadas con más jets privados por metro cuadrado en el mundo. Los niveles de consumo de bienes suntuosos, como el whiskey, por ejemplo, nos pusieron en el primer lugar de bebedores del líquido escoces del mundo, y en restaurantes franceses de altísima gastronomía se vendía hielo hecho con agua proveniente de los hermosos riachuelos de agua pura escocesa. Ni hablar de la invasión de los nuevos ricos venezolanos de Miami, de sus condominios, centros comerciales, restaurantes, imagino como los de allá nos recibían con la boca hecha agua, frotándose las manos, diciéndose dentro de sí, aprovechemos al máximo, allí vienen los venezolanos….
Lo anteriormente relatado son solo algunos simples ejemplos de centenares de sucesos convertidos en hechos ya históricos y vividas experiencias de todos los venezolanos que terminaron por configurarse como el perfecto preludio para lo que luego llegó. Pero lamentablemente, lo que llegó fue consistente y profundamente peor. Todo aquello que parecía excesivo, malo, corrupto e inadecuado, simplemente de amplificó, esta vez aderezado por sentimientos oscuros de revancha, de resentimiento y ante todo con la perversa intención de enfrentar entre sí a venezolanos que, no obstante todo, siempre fuimos un pueblo a quienes la hermandad unió mucho más que las diferencias que nos podían separar.
Y esto ha sido así, en algunos periodos con mayor intensidad, en otros con menor, y de manera inmensurablemente grotesca en los primeros tres lustros de este siglo, y yo lo he visto todo y como primera persona durante los últimos 30 años, debatiéndome en infinitas disertaciones éticas, siendo, sin embargo, parte de un sistema que lo arropó todo, y viviendo en la Venezuela que me tocó vivir.